POEMA
MIRÍFICO
Se abrió la veda en este pasaje interior
en el que el odio se visibiliza
a través de una fuerza oculta
con la que el perverso nos aleja de la realidad,
con esa insistencia que se convierte en acertijo,
con esas noticias que nos convierten en jueces.
Tribunales que invaden nuestros proyectos
y nos acercan a ese abismo estructural que nos confunde.
Son las cosas de la vida:
cenizas que vuelven a ser cenizas.
cenizas que reposan sobre las piedras,
piedras que se convierten en guardianes de penas,
guardianes de claraboyas,
guardianes de luces que entonan baladas a la luz de las
estrellas,
acunando recuerdos.
Vuelve entonces la fiebre del oro a estas tierras baldías.
Tu piel se desconcierta
se marchita en esta historia reciente que nos teje
y con espuelas nos desarraiga de nuestra cruzada
escribiendo notas para envolver nuestras rutinas de vida.
Rutinas que se ramifican,
nos invaden como enredaderas en la mácula de tus pupilas.
Regresan para encender una luz que nos exculpe de nuestras
penas
y nos empotramos contra esa pared cubierta de césped.
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