HE DEJADO DE LLORAR
Es superflua la violencia
y sin embargo, aparece entre los pliegues de las cicatrices
que la venganza abre en los desencuentros…
Cicatrices que enumeran nuestras lágrimas entre suspiros de fuego
y retienen la incertidumbre
como ciclones que resoplan en el calendario
para cercenar nuestro deseo
en esta batalla campal sin vencedores ni vencidos.
Rumores de una guerra
en la que las aristas del tiempo
nos acercan al ocaso de la supervivencia
para dejar de llorar.
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