AMORES PROHIBIDOS
Los mitos nos invaden y se pasean por nuestro derredor;
como imanes nos atraen inescrutablemente
hacia ese rencor que se desprende de esta democracia endeble
en la que nos venden la panacea.
De herejes nos acusan
cuando planteamos el dilema en ese abismo ocultado
como si fuera un peligroso tabú para acallarnos.
El peligro se palpa en todos los rincones y adormecido nos vigila.
La violencia la encontramos en los espejos de esta ciudad
en-cantada con honores y beneficios.
Castillos como torres,
castillos de arena sobre estructuras de cristal
que nos avisan del peligro.
Trompetas con las que el poeta condenado oculta su
identidad,
se aleja por querer echar raíces en esta
tierra yerma
que invade esta ciudad sin destino.
Y aunque en realidad ésta no sea mi casa ni mi ciudad,
este lugar que ocupo lo dejo para que salga mi poeta
encerrado con signos de disconformidad.
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