martes, 29 de abril de 2025

Tareas 28/4 - Belen Rodrlguez

POEMA
He dejado de llorar


Me entusiasma mirar al tiempo

cuando la paciencia  me acompaña

te veo en la soledad de los mares

y me arrimo a ti ante las injusticias 

te escucho con la lngenuldad que me persigue


quisiera vivir ante cada palabra

la acción que le subsigue

esperando aún el recuerdo creado en ml ante tus versos
cuando tù solemne me pldes cumpllr mls deseos

que juntos nos llevan al tribunal de la vida. POEMA


Desprendo mariposas por las sienes

y me encamino hacia la escalera que tengo frente,
analizo a los lados y subo en puntas de pie para que nadie me vea, me escuche, y por lo pronto, me siga.

Me duermo, me duermo, me duermo
me derrito en el tiempo
el calor de tus manos

y mis pies fríos de invierno

me obligo a escribir, me obligo a pensar pero sin leer, y

escribir y dialogar con oportunidades, criterios, todo lo demás, son rojas píldoras.


HlSTORlA

El día que te conocí


Solía estar sentada en la puerta de casa esperando que la bruma se diluyera ante los vertiginosos ases que luz que iban apareciendo, 

me tumbe tranquila contra  el asfalto sabiendo que nadie pasaría por esa esquina. 


Pero entre un cerrar y abrir de ojos te vi, caminando de lejos con la mirada puesta en mi sombra.


Como cada día ella atraía la invalidez de su cuerpo que sucumbía ante el más mínimo obstáculo pero aquel dia  decidió preguntar en voz alta quien era. 


-Quien eres tú que vienes hacia mi, sobre esta calle desierta?


Ante la atónita voz, él reconoció que había una persona allá lejos sobre el asfalto


-Soy quien esperas, me tumbaré a tu lado y juntos miraremos el cielo - dijo.


No quiso creer en sus palabras pero vaciló algunas frases prescritas ante la novela de la soledad.


-Heme aquí,  ante calor que comienza a calcinarme el cuerpo de mis pensamientos al verte. 


Se sonrojó ante tal respuesta y se dispuso a estudiarla, caminaba a su alrededor mientras ella lo seguía con la mirada desde el suelo.

Se quedó perplejo cuando descubrió que ante sus ojos yacía una mujer tal cual se había imaginado, tenía caderas grandes, pechos firmes, pelo oscuro y los ojos,  esos que ante la adversidad seguían obstinados  el seguir sus pasos. 


Se detuvo. 


-Tú,  que esperas allí tumbada?

-Que te recuestes sobre mi y quizás así podamos fecundar a los hijos que esperan en mi vientre.


La observo un momento y sonrió,  poco a poco fue acercándose , se arrodilló y le beso la frente, le tendió la mano y la levantó.


Ella sin decir una palabra tomo su mano y se incorporó,  entraron a su casa y la puerta se cerró.


No se los vio salir por días, tampoco se los escucho, juntos dormían entre las sabanas de sueños y palabras les trajo el viento





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