lunes, 17 de marzo de 2025

JOSEFINA DE LA TORRE poemas: Qué repetido deseo, Libre, De haber sido, Pero no me dejes sola, Las puertas,

 [Qué repetido deseo]

 Qué repetido deseo,
todo igual y siempre el mismo,
distinto y otro, inconsciente,
confundido y tan preciso,
se me va quedando dentro
escondido y dueño solo,
perdido y presente siempre.
Altas noches, muros largos,
patios de la madrugada.
Y mi deseo rodando
-número de circo- libre.
Una y otra vez, alerta
dando la voz en mis sienes,
centinela de mi pecho,
fiel compañero constante.
Qué repetido deseo
tan inseguro y tan firme,
ignorada certidumbre.
Distancia, viento y espacio


[Pero no me dejes sola]

 Pero no me dejes sola.
Dime palabras y ritmos
y gestos para el alcance
y voces acompasadas.
Pero no me dejes sola.
No es presencia ni vaivén
ni caminito seguro
ni ruedecitas del aire
ni luz, ni sol, ni mañana.
Es un presente, constante,
aquí, cerca, más, despierto,
vivo, alerta, repetido,
único instinto posible.
Dime tu palabra intacta
de luz repetida y libre.
Pero no me dejes sola.


LAS PUERTAS
 ...Un cerrarse de puertas,
a derecha e izquierda;
un cerrarse de puertas silenciosas,
siempre a destiempo,
siempre un poco antes
o un momento demasiado tarde;
hasta que solo queda abierta una,
la única puntual,
la única oscura,
la única sin paisaje y sin mirada.
 

LIBRE
 Libre para nacer sin elegir el día
libre para besar sin saber el porqué esta boca y no otra
libre para engendrar y concebir lo que ha de traicionarte
libre para pedir lo que después te será inútil
libre para buscar lo que mañana ya no tendrá significado
libre para morir sin elegir el día
libre para pudrirte sin escoger el sitio
libre para volver al polvo sin memoria
libre para seguir el rumbo de la raíz pequeña
libre para mirar al sol que no te mira
 
Libre para nacer sin elegir el día.


[de haber sido]

 De haber sido

sería igual que tú.

Tan cierta,

que en mi recuerdo vives,

rubia y pequeña,

envuelta en la tranquila

claridad de tus ojos.

Si hubiera sido,

igual que tú sería:

sonriente,

con tu traje bordado de azucenas

y con los brazos

con que me rodeabas.

Sería

tan igual a ti misma

que como nunca ha sido

ni es,

ni ya será,

te has quedado oscilando entre mis sueños,

mía,

prisionera en la luz aquella

que he perdido.


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